¿Alguna vez te has parado a pensar cuántas acciones realizas a lo largo del día sin realmente pensar en ellas? Desde levantarte de la cama hasta tomar el desayuno, conducir al trabajo o revisar tu teléfono, la mayoría de nosotros tenemos una serie de hábitos diarios que se han vuelto tan automáticos que rara vez los cuestionamos.
La verdad es que nuestros hábitos, sean buenos o malos, juegan un papel significativo en nuestra vida. Determinan cómo utilizamos nuestro tiempo, cómo nos sentimos y, en última instancia, si estamos más cerca o más lejos de alcanzar nuestros objetivos personales.
"Checked".
¿Has oído hablar alguna vez de la checklist (o lista de verificación) que los pilotos "cantan" en cada despegue?
Es como una especie de lista de la compra que leen en voz alta línea por línea para asegurarse de que no se han dejado ninguna acción importante antes de despegar. Aunque lo hayan repetido cientos o miles de veces y se lo sepan de memoria, siguen haciéndolo cada vuelo, les hace ser conscientes de cada acción automática y así evitar posibles fallos.
Pasar de consciente a inconsciente.
Seguro que conoces a alguien que hace algo parecido antes de salir de casa: "llaves, cartera, móvil. Todo listo".
Cuanto más automático se vuelve un comportamiento, menos probable es que lo pensemos conscientemente. Y cuando hemos hecho algo mil veces antes, empezamos a pasar por alto las consecuencias.
Esto puede hacer que no consigamos nuestros objetivos. Gastamos nuestro tiempo con nuestros actos inconscientes y no dejamos hueco para esas pequeñas acciones que nos acercarán a lo que realmente queremos.
Así que la pregunta es: ¿todas estas acciones te están acercando a tus objetivos o te están manteniendo en un ciclo de inercia? Para responder a esta pregunta, hemos preparado un ejercicio que te ayudará a tomar consciencia de tus hábitos diarios y evaluar su impacto en tu vida.
1. Describe tu día: Comienza haciendo una lista detallada de cada tarea o actividad que realizas en un día típico, sin importar cuán pequeña parezca.
Por ejemplo: Cepillarme los dientes / Revisar las redes sociales mientras hago café / Rutina de cuidado de piel / Pensar qué me pongo / Conducir al trabajo / Poner las noticias en la radio / Mandarle un mensaje de buenos días a mi madre / Tomarme un café y un par de galletas en el trabajo / Salir a tomar el aire en el descanso / Revisar redes sociales.
2. Valora cada acción: Luego, reflexiona sobre cómo te sientes después de realizar cada acción. ¿Te hace sentir bien contigo mismo y te acerca a tus metas? ¿O te deja con una sensación de insatisfacción o indiferencia? Marca cada acción como positiva (+), negativa (-) o neutral (=).
3. Reflexiona: Una vez que hayas completado la lista, reflexiona sobre la relación entre tus acciones diarias y tus valores y objetivos personales. Observa cómo afectan a tu estado de ánimo, tu energía y tus relaciones.
Recuerda, no existen hábitos buenos o malos en sí mismos, solo hábitos efectivos. La clave está en decidir si un hábito te beneficiará a largo plazo o no. Por ejemplo, revisar las redes sociales antes de dormir puede ser entretenido, pero también puede afectar negativamente tu calidad de sueño.
Si aún así dudas en algún hábito la siguiente pregunta que debes hacerte es ¿ese comportamiento me ayuda a convertirme en la persona que quiero ser?
El Siguiente Paso: Diseñar tu Vida
Después de realizar este ejercicio de autoevaluación, el siguiente paso es reflexionar sobre qué hábitos deberías mantener, cuáles deberías abandonar y cuáles nuevos hábitos deberías introducir en tu rutina para acercarte a tus objetivos personales.
En Diario Chōwa, encontrarás más herramientas y consejos para ayudarte a diseñar y crear la vida que deseas vivir. El viaje hacia una vida más consciente y alineada con tus objetivos comienza con pequeños cambios en tus hábitos diarios.
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